Las Penas

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Real Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de las Penas, Nuestra Señora Madre de los Desamparados, San Juan Evangelista, María Santísima de la Concepción y Santiago Apóstol

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La talla del Santísimo Cristo de las Penas es una de las más antiguas de la ciudad. Algunos autores sitúan su ejecución en el siglo XIII, como exponente de la escultura gótica, mientras que, para otros, su datación se halla en torno al 1400. Durante el siglo XVI se produce una gran devoción del Cristo de las Penas en el barrio de Santiago, cuya parroquia va a contar con cinco hermandades, de entre las cuales, la de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo va a contar con un claro carácter penitencial y cuya imagen –con toda probabilidad- sea la del citado titular de la actual cofradía del Domingo de Ramos.

A finales de la centuria del quinientos, la corporación va a presentar síntomas evidentes de crisis, quedando agregada a otra de las radicadas en Santiago en 1600, la del Santísimo Sacramento. Si bien, el fervor popular hacia la Imagen del crucificado no va a menguar en la feligresía, toda vez que, cincuenta años más tarde, la talla de Nuestro Señor va a salir en procesión de rogativas por las calles de la feligresía.

A lo largo del setecientos, la piedad a la imagen cristífera va a sufrir un período de adormecimiento que va a finalizar a comienzos de la etapa decimonónica en la que, gracias al empeño de María del Carmen Aguayo y Aguayo, III condesa de Villaverde la Alta y marquesa viuda de Benamejí, se va a potenciar nuevamente la veneración a la Sagrada Efigie. De esta manera, a través de la bula de 23 de marzo de 1827, se conceden a la iglesia de Santiago las indulgencias y gracias de la basílica de San Giovanni in Laterano de Roma a fin de promover la devoción al Santísimo Cristo de las Penas; así como la concesión de 40 días de indulgencia –promulgados por Mons. Pedro Antonio de Trevilla, Obispo de la diócesis-, amén de otros 100 días de indulgencia promulgados por el Cardenal Cebrián, también en esa misma fecha. La relación de esta familia de la aristocracia a la talla del Cristo de las Penas se va a mantener a lo largo de este siglo, existiendo constancia de los cultos en su honor hasta entrado el siglo pasado.

Adentrado ya el siglo XX, a finales de la Guerra Civil, un grupo de fieles erige una hermandad en torno a la talla del Cristo de las Penas, si bien, la van a fundar bajo la advocación de Santísimo Cristo de la Lanzada. No obstante, a causa de diversas vicisitudes internas la corporación apenas va a contar con un año de vida sin llegar a procesionar la venerada Imagen de Santiago.

La actual cofradía inicia su andadura contemporánea en 1955, aunque resulta conveniente señalar que, a principios de esa misma década (1951 y 1952) la Efigie preside un Vía Crucis, así como procesiona con motivo de una Misión. Será en el seno de las Juventudes de Acción Católica, y a los desvelos de Antonio Jiménez García y un grupo de miembros de la feligresía, juntamente con el Rvdo. Antonio Navarro Sánchez, quienes consigan constituir la comisión gestora de la actual Cofradía del Santísimo Cristo de las Penas (25 de enero de 1955). El 2 de Enero de 1956 son aprobadas las Reglas y es nombrado Hermano Mayor Eduardo Cuevas Sánchez. Un año después, el organismo cofrade realiza su primera estación de penitencia.

Será en 1973 cuando se incorpore a la hermandad la imagen de Nuestra Señora Madre de los Desamparados y seis años más adelante (1979), la de San Juan Evangelista, ambas obras salidas de las gubias de Antonio Eslava Rubio. En esa última fecha, la salida procesional cuenta con sendas imágenes bajo palio, si bien la desgracia se presentaría en el mes de diciembre a causa del incendio que sufre el templo santiagués. Afortunadamente, los Titulares de la corporación sufren daños de escasa consideración, necesitando la Virgen y San Juan una restauración que es acometida por el imaginero sevillano Juan Ventura. Tras el incendio, la cofradía se ve obligada a trasladarse a la vecina Parroquia de San Pedro. Cuatro meses después, la hermandad –gracias a un esfuerzo encomiable- procesiona el Domingo de Ramos, siendo portado el Santísimo Cristo de las Penas en parihuelas, cedidas por la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de las Aguas de Sevilla.

En 1982, se estrena el nuevo paso del Cristo de las Penas, mientras que en 1985, se inaugura el frontal de los respiraderos del paso de palio. Sin embargo, una vez más, los problemas surgen ese mismo año cuando la parroquia de San Pedro, sede provisional de la hermandad, es clausurada al culto con motivo de su restauración. La ermita de Nuestra Señora del Socorro, ofrecida por la cofradía homónima, va a convertirse en su sede provisional hasta octubre de 1990. Tras un breve periplo en la iglesia del Carmen de Puerta Nueva, la entidad cofradiera retorna a Santiago en la Cuaresma de 1991, donde se halla actualmente.

Cuatro años antes del regreso a su sede canónica (1987) la hermandad incorpora a María Santísima de la Concepción, donada por Manuel Jiménez García. Fray Ricardo de Córdoba, concelebrando el Rvdo. Rafael Flores Morante y actuando como padrinos doña Manuela García Perea y don Carlos Rangel López, tiene lugar la bedición de la Sagrada Imagen el 22 de febrero en el convento de la Piedad. Ese mismo año, la nueva advocación realiza su primera estación de penitencia, pasando las imágenes de Nuestra Señora Madre de los Desamparados y San Juan Evangelista a los pies del Santísimo Cristo de las Penas, donde ya habían procesionado anteriormente. Además, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción del citado 1987, María Santísima de la Concepción recibió la Coronación Diocesana en el Santuario de la Fuensanta ante la imagen de la Virgen de la Fuensanta que había sido nombrada esa misma mañana Patrona de las Hermandades y Cofradías de Córdoba.

En el año 2005, la hermandad conmemora su cincuenta aniversario fundacional con un extenso programa de actos entre los que destacan la celebración del Congreso Nacional sobre la advocación de las Penas organizado por la entidad radicada en Santiago; así como la salida extraordinaria de la cofradía desde la Santa Iglesia Catedral, donde en los días previos se había celebrado un Solemne Triduo Extraordinario. Hay que destacar que S.A.R. el Príncipe de Asturias había tenido a bien aceptar la Presidencia del Comité de Honor del Cincuentenario Fundacional de la Hermandad.

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Insignias destacadas

Cruz de Guía, de Ricardo Castillo Gutiérrez (1958-59). Guión de la Juventud, en alpaca plateada, de Hnos. Del­gado (1991). Estandarte de la Hermandad, en terciopelo negro, con bordados en oro de Paquita Aguayo, diseño de Fray Ricardo y Asta en alpaca plateada de Villarreal (1959). Simpecado, con pintura de Rafael Medina y orfebrería de en plata de Hnos. Delgado (1997).

Sede Canónica

La aparente modestia exterior de la parroquia de Santiago Apóstol queda desmentida con la presencia de la portada gótico-mudéjar escondida en la estrechez de la calle Ronquillo Briceño. El interior ofrece dos detalles singulares: la portada exterior medieval integrada en la Sacristía, y los restos visibles del alminar islámico. En el ábside del Evangelio está el Santísimo Cristo de las Penas, una talla tardogótica que da nombre a su Cofradía, junto a las imágenes que componen misterio.

Iconografía

En el primero paso, Cristo muerto en la Cruz y a sus pies la Virgen acompañada de San Juan. En el segundo, Dolorosa bajo palio. La Imagen del Santísimo Cristo de las Penas es anónima del Siglo XIII, restaurada por Peláez del Espino en 1984. Virgen de los Desamparados y San Juan Evangelista, esculpidas por Antonio Eslava Rubio (1973 y 1978). Restauradas, en 1980, por Juan Ventura. María Santísima de la Concepción, labrada por Juan Ventura en 1986.