Real Hermandad de Nuestra Señora La Purísima Concepción de Linares
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Orígenes
En 1.236, el rey Fernando III acampa en los llanos de Alcolea, donde había una torre vigía árabe en la que coloca una imagen de la Virgen a la que el monarca profesaba una gran devoción y a la que todo su ejército llamaba la Virgen Conquistadora y Capitana. El lugar elegido para capilla de esta imagen de Nuestra Señora fue delante de dicha atalaya, en un hueco que había en el muro, dejando detrás el testero superior de la torre, que formaba un arco, en dónde se puso a la Madre del Salvador, implorándole la intercesión ante su Divino Hijo para obtener la victoria en los combates que precedieran a la reconquista de la ciudad; también ordenó el Rey a los prelados y sacerdotes que acompañaban a las tropas que ofrecieran diariamente el santo sacrificio de la misa.
Fundación
En el año 1.278 el Obispo D. Pascual, da reglas a los cofrades del Hospital de S. Cristóbal y la Magdalena, más tarde de la Lámpara, con sede en la calle Amparo, para que fueran todos los años al Santuario en procesión solemne al templo de la Virgen de Linares; y es aquí donde se puede decir que comienzan los primeros pasos de la Hermandad.
No hay gran información de la vida de la hermandad durante los siglos XIV y XV, aunque se sabe que el 20 de agosto de 1546 se concede “Licencia al Preboste y Cofrades de Linares para hacer fiestas a Nuestra Señora”, demostrándose que existe Hermandad por aparecer varios diputados canónigos nombrados por el Cabildo de la S.I. Catedral para visitar y gobernar anualmente el santuario. Posteriormente, la hermandad se extingue en el año 1.646; volviendo a aparecer en 1.659 y se le dan estatutos nuevos en 1.660. En el siglo XVII la hermandad entra en una fase de postración, situación que se mantendrá en el siglo XVIII con alternándose periodos de altas y bajas.
La creación de la actual Hermandad se remonta al 9 de Enero de 1.861, fecha en que «veinticinco señores, vecinos de Córdoba, solicitaron del prelado don Juan Alfonso de Alburquerque la autorización para la creación de una Hermandad bajo la advocación de María Santísima de Linares, cuyos estatutos fueron aprobados el mes de abril de 1863, pero advirtiendo a la Hermandad que estos estatutos no podrían ser modificados sin su conocimiento o el de sus sucesores. En la Junta General celebrada con tal motivo fue elegido Hermano Mayor don José Vázquez de la Torre. Esta nueva Hermandad, a la que algunos autores llaman «la Hermandad moderna», se la puede considerar como punto de arranque para una serie de ellas con las que llegaríamos a nuestros días. Aquellos antiguos devotos de la Virgen de Linares solicitaron de la Reina Isabel II se declarase Protectora y Hermana Mayor Perpetua de la Hermandad, a lo que la reina accedió en un escrito enviado por el mayordomo de palacio, con fecha 13 de julio de 1863, manifestando que la soberana se declaraba «Protectora y Hermana Mayor Perpetua».
En el año 1903 y por iniciativa de don Antonio Barroso, se solicitó de S. M. el Rey don Alfonso XIII que aceptara el nombramiento de Presidente Honorario, a lo que accedió el monarca, enviando un escrito que se conserva en el Archivo de la Hermandad, y por cuyo motivo y desde aquellas fechas pasó a denominarse Real Hermandad.
Mediante una bula expedida en Roma el 2 de junio de 1867, S.S. el Papa Pío IX agregó el Santuario de Linares a la iglesia de Santa María de Roma, concediéndole las mismas indulgencias y prerrogativas de la romana, esto, además de las indulgencias otorgadas por altas autoridades de la Iglesia, cuya nominación sería prolija, por lo que sólo añadiremos que Antonio María, arzobispo de Trajanópolis, con fecha 13 de julio de 1863, concedió 80 días de indulgencia en la misma forma que lo habían hecho otros prelados. Este arzobispo fue elevado a los Altares como San Antonio María Claret, fundador de la Orden Claretiana.
Sede Canónica
Santuario de Nuestra Señora La Purísima Concepción de Linares.