Real, muy Ilustre, Antigua, centenaria y Venerable Archivofradía de Nuestra Señora del Carmen Coronada, Milagroso Niño Jesús de Praga y Santa Teresa de Jesús
Orígenes
El origen de la Archicofradía se remonta a la llegada de los carmelitas descalzos a la ciudad, creándose posiblemente a finales del siglo XVI o comienzos del XVII, tal vez cuando los religiosos se trasladaron a su ubicación definitiva junto a la Puerta del Colodro. Llama la atención la vinculación que prestigiosos títulos nobiliarios de la ciudad tienen con la Archicofradía, según los datos extraídos del archivo de la Archicofradía de la misma conserva- dos en el Archivo Conventual de San José. En el libro de hermanos que abarca desde 1891 hasta 1900 encontramos anotados: Sres. Conde y Condesa de las Quemadas, Sr. Marqués del Billar, Marquesa de las Escalonias, Sra. Marquesa Viuda de Gelo, Sres. Conde y Condesa de Casillas de Velasco., Sres. Conde y Condesa de Cárdenas, Sres. Marqués y Marquesa de Villaverde, Sres. Duque y Duquesa de Hornachuelos,… A éstos se une la presencia de la Sra. Marquesa de Benamejí en calidad de Camarera Mayor de la Virgen del Carmen. Teniendo constancia de su devoción y generosidad hacia la imagen mariana en el “Inventario de ropas y alhajas de la Virgen Santísima del Carmen que tiene a su cargo la Sra. marquesa Viuda de Benamejí”, firmado y fechado en 1893, año de la restauración de la comunidad de Carmelitas Descalzos en su antiguo convento tras casi sesenta años de exclaustración Gracias a la gestión y preocupación de la Archicofradía durante la exclaustración de los frailes, es hoy posible admirar la bellísima iglesia conventual de San José, declarada Monumento Nacional en 1982, que podría haber desaparecido como sucedió a tantas joyas artísticas de nuestro patrimonio artístico.
Don Teodomiro Ramírez de Arellano y la Archicofradía
Durante el siglo XIX la Archicofradía conoce momentos de esplendor, sobre todo en su segunda mitad, figurando destacados miembros de la vida cultural de la ciudad, como don Teodomiro Ramírez de Arellano (1828-1909), autor de “Paseos por Córdoba”, publicada en 1873. Pertenece a la Junta de Gobierno, en calidad de “seise”, durante la década de 1860 hasta 1870, tal como se refleja en el libro de Cabildos de la Archicofradía. Su pertenencia a la misma se denota en el mismo inicio de la descripción del convento e iglesia carmelitanos: “Ya es tiempo de penetrar en la iglesia del suprimido convento de San José, de Carmelitas Descalzos, abierta al culto gracias a una numerosa cofradía de Nuestra Señora del Carmen, que en ella se venera”. Describiendo la devoción a esta advocación mariana en la ciudad al mencionar la capilla donde se venera la imagen titular de la Archicofradía: “[…] la del Carmen, que no corresponde a la devoción que se tiene a esta venerada Señora, la que, encerrada tras de una verja de madera parece que está presa”. A comienzos de la siguiente centuria ya se encuentra presidiendo el retablo mayor conventual. Estando presentes los religiosos carmelitas tras la exclaustración.
La nobleza cordobesa y la Archicofradía en el siglo XX
A lo largo de la siguiente centuria siguen apareciendo destacadas familias de la nobleza cordobesa, tales como los Marqueses de Vega de Armijo o los Marqueses de Boil que figuran como bienhechores de la Virgen en numerosas ocasiones. Entre las camareras mayores de la venerada imagen destaca la Sra. Dª. Enriqueta López Zapata y Torrealba, Condesa de Cañete de las Torres, que hace donación a la imagen del hábito y de la espléndida capa bordados en oro por las religiosas Jerónimas de Santa Marta en 1919. Dicho obsequio aparece reflejado en el periódico “El Diario de Córdoba” el día 16 de julio de 1919. Durante la segunda mitad de la centuria ejercerá el cargo de Camarera miembros de la casa de Vega de Armijo. En la actualidad el cuerpo de camareras de la Virgen del Carmen está presidido por las Marquesas de la Vega de Armijo y de la Cueva del Campo.
Sede Canónica
Iglesia conventual de San José (San Cayetano).